Una preciosa boda en Fornalutx, civil y en el bosque…

El padrino de Harrison esperaba con entusiasmo esta boda, siempre había querido conocer Nueva Zelanda! Pero la vida da muchas vueltas y así es como Fiona y Harrison de origen Neo Zelandés y Australiano y afincados actualmente en Barcelona decidieron celebrar su boda en Monnaber una preciosa finca de Mallorca, un lugar que los encandiló desde su primera visita. Desde todas partes del globo llegaron sus invitados que quedaron maravillados con los encantos de la sierra de Tramontana. La lluvia no supuso ningún impedimento para disfrutar este día con entusiasmo y total naturalidad y es que todo en esta vida es cuestión de actitud!

Cada detalle en una boda es importante, todo lo que se prepara con cariño y también los detalles previos. Un anillo de compromiso es un precioso símbolo que siempre resulta atractivo, este en particular me encanta! Una mesa de boda larga con decoración rústica, farolillos de papel, velas y flores dotan a la boda de una intimidad deliciosa…

La mayoría de los invitados se prepararon para la boda en la finca, la casa estaba llena de vida, plancha, peinados, trajes, maquillaje… La casa de Monaber tiene una interesante decoración y muchos espacios encantadores donde ponerse a punto para el gran momento.

Fiona quería prepararse para la boda con su madre, hermana y amigas sin estar pendientes de la cámara. Simplemente disfrutar del momento sin posar, la naturalidad del momento es un recuerdo fiel y mágico del momento.

Justo antes de dar comienzo la ceremonia el cielo amenazaba lluvia, la wedding planner se acerco a los novios y les preguntó que querían hacer. la ceremonia fue al aire libre. Fiona y Harrison decidieron seguir adelante con su plan inicial a pesar de la amenaza de lluvia. En una boda todo es cuestión de actitud y todos disfrutaron de la ceremonia en un entorno único de bosque sin preocuparse por la lluvia.

En ninguna boda deberían faltar los seres más queridos, por eso me emocioné tanto cuando me enteré de que los novios llevarían a su perro a la boda. Leon llevó un gracioso lazo a modo de collar y acompañó a la novia hasta la ceremonia. Fué un momento genial!

Un entorno de cuentos de hadas para una encantadora ceremonia civil en medio del bosque, pura mágia…

Dedicamos unos minutos a hacer unas fotos de pareja íntimas y naturales, sin posados jugamos con los detalles del entorno y diferentes encuadres para darles un recuerdo especial del momento pero rápidamente volvimos al cóctel para no perder ni un minuto de la boda y del tiempo que dedicaron a sus invitados.

Y comenzó la cena, un divertido buffet con una gran variedad de platos, entre ellos un exquisito cordero patagónico que no solo estaba buenísimo sino que resulto muy interesante ver como se preparaba durante el cóctel, toda una atracción y novedad.

Si hay algo que me encanta de las bodas anglosajonas son los discursos, ese equilibrio entre lo emotivo y lo gracioso, las anécdotas, las memorias…

 

Fotografía: Leticia Acosta y Alec Seeger

 

 

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